A los pies de la Ermita de la Virgen de la Fuensanta se encuentra la fuente que le da nombre, también conocida como Fuente de la Ermita, y que consiste en un pequeño manantial que drena el agua almacenada en un pequeño bloque de calizas permeables que flotan sobre las arcillas y margas triásicas de carácter impermeable.
Surge en la zona de intersección de la superficie freática y el terreno.
No existen datos de caudal de este manantial, su caudal, en todo caso no supera los 0,2 l/s. Tampoco existen datos de calidad del agua drenada por el mismo.
Cuenta la historia que un pastor de Alameda, Francisco Gómez, venía observando cierto resplandor en un lentisco sin darle importancia. Cuando el día 8 de septiembre del mismo año notó que el resplandor aumentaba su intensidad, se acercó, encontrando entre las ramas del lentisco la actual talla de la Virgen.
El cura de su pueblo se llevó la imagen a su iglesia. Cuentan que la Virgen desapareció del templo y se volvió al lentisco.
Se la llevaron después a Badolatosa con el mismo resultado. Entonces se pensó que sería su voluntad quedarse allí, y le levantaron una ermita. Desde entonces, los fieles de Badolatosa continuaron su peregrinar para implorar su protección o agradecer favores recibidos.
La aparición de una imagen tiene fácil explicación: Los cristianos las escondían en lugares ocultos para protegerlas de la profanación de los musulmanes en tiempos de la reconquista. Y, antes o después, algún pastor, único conocedor de los vericuetos que llegaban a parajes tan inhóspitos, daba con ellas.
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